LA HISTORIA DEL GRAN CACIQUE GUAICAIPURO.
Cacique de los indios Teques y Caracas, que acaudilló la resistencia a
la penetración europea en la zona norcentral de Venezuela durante la
década de 1560. La región de Los Teques estaba poblada por muchos
indígenas que formaban grupos independientes con sus jefes o caciques
propios. El principal de estos grupos era el del cacique Guacaipuro,
cuyo asiento era Suruapo o Suruapay, situado en las vecindades del
actual San José de los Altos, en la vertiente de la quebrada Paracoto.
Aunque la grafía «Guaicaipuro» se ha popularizado, debe tenerse en
cuenta que su verdadero nombre era Guacaipuro, y así es mencionado en
los documentos coetáneos. Baruta era el nombre del hijo mayor de
Guacaipuro, y Tiaora y Caycape el nombre de 2 hermanas suyas y se anotan
también los nombres de sus 6 hermanos que vivían con él, así como
también Pariamanaco, hijo de su hermana Tiaora, y Quetemne, también hija
de esta última; se anotan también 6 sobrinos suyos y un nieto. Además
de Suruapo o Suruapay como pueblo muy importante de su jurisdicción,
figuran 6 caseríos más, cuyos pobladores eran también de su gobierno.
Descubiertas unas minas de oro en tierras de los teques, al comenzar
Pedro de Miranda su explotación, fue atacado por Guacaipuro y tuvo que
abandonarlas. El gobernador Pablo Collado nombró a Juan Rodríguez Suárez
en sustitución de Miranda, el cual venció a Guacaipuro en varios
encuentros y creyendo haber pacificado la región, dejó en las minas unos
obreros para trabajarlas con 3 hijos suyos menores de edad. Ausente
Juan Rodríguez Suárez, Guacaipuro asaltó las minas mató a todos los
trabajadores, incluso a los hijos de Juan Rodríguez Suárez, y tras haber
incitado a la rebelión a Paramaconi, cacique de los taramainas, pasó al
hato de San Francisco, dio muerte a los pastores, quemó las viviendas y
dispersó las reses. Enterado Juan Rodríguez Suárez del desembarco del
Tirano Lope de Aguirre, se dirigió hacia Valencia con sólo 6 soldados
para combatirlo; en el trayecto, sorprendido por Terepaima y Guacaipuro,
fue muerto tras una heroica resistencia. Guacaipuro impulsó entonces un
levantamiento de todas las tribus y los caciques Naiguatá,
Guaicamacuto, Aramaipuro, Chacao, Baruta, Paramaconi y Chicuramay
reconocieron a Guacaipuro por su jefe supremo. Sabedor Diego de Losada
de que Guacaipuro era quien había promovido un frustrado asalto a la
recién fundada ciudad de Caracas (1568), ordenó su aprisionamiento;
confió este delicado encargo al alcalde Francisco Infante, quien, con
indios fieles que conocían el paradero del cacique, salió de Caracas
cierta tarde, al ponerse el sol, con 80 hombres. A la media noche
llegaron al alto de una fila, en cuya falda estaba el pueblo de Suruapo
donde Guacaipuro tenía su vivienda; Infante con 25 hombres se quedó allí
para proteger la retaguardia y retirada en caso de una derrota,
mientras Sancho del Villar con los demás bajaba a ejecutar la prisión
del indio. Conducidos por los guías llegaron a la puerta del inmenso
bohío o caney de Guacaipuro los 5 primeros que formaban la delantera,
pero como acababan de ser descubiertos, con sus armas en las manos,
esperaban la llegada de los compañeros y fue entonces cuando intentaron
franquear la entrada, pero Guacaipuro, que manejaba la espada que había
sido de Juan Rodríguez Suárez, hirió a cuantos intentaron entrar. A los
gritos de la pelea, se alborotó el pueblo y todos acudieron a defender a
su cacique, pero nada podían contra los filos de las espadas; y los
lamentos y gritos de las mujeres y niños, en la noche oscura, aumentaban
la confusión general. Viendo los españoles la imposibilidad de rendir
al cacique, resolvieron quemar el gran bohío o caney en el cual estaba
guarecido. Como su techo era de paja y madera, arrojaron una bomba de
fuego sobre el tejado, que comenzó a arder vorazmente. Viéndose en
trance de perecer, Guacaipuro saltó fuera, dando estocadas a diestra y
siniestra contra los asaltantes, pero todo fue en vano pues las espadas
de éstos lo dejaron muy pronto muerto en el suelo; la misma suerte
tuvieron sus acompañantes
No hay comentarios:
Publicar un comentario